Son las 10:27 de la mañana y estoy sentada en uno de los rincones favoritos de mi casa, la cocina. Aquí en esta mesa redonda, rodeada de sillas vacías donde entra la luz del sol directa que ilumina toda la habitación, con la puerta de la terraza medio abierta y oyendo de fondo el sonido de los pájaros ¡que más se puede pedir!
Menos mal que vivo en un pueblo de montaña donde no oigo los coches circulando por las calles, y lo más molesto es el sonido de la perra de la vecina que no para de ladrar cuando ve que se acerca alguien por la calle.
Menos mal que vivo aqui, y el remanso de paz donde estoy a veces se introduce en mi cabeza para pararla y que deje de pensar. Para que pueda desconectar de este tiempo de espera tan agotador.
Y lo peor es que tengo miedo, de que llegue el ansiado día de las notas y ver en el ordenador la mía ¿y si he suspendido? Dios solo con pensarlo me pongo enferma...
Es agotador, el Lunes que viene hará 2 mese que hice mi entrevista y todavía no sé nada. Necesito saber de una vez el resultado, si sigo jugando la partida, si por fin este es mi año y lo voy a conseguir.
Es duro, muy duro, en Junio hará 5 años que empecé con la oposición. Cómo pasa el tiempo, cómo cambian las cosas. Empecé con un subido de motivación y nada de conocimientos. Ahora estoy en lo contrario, cada vez más desactivada y llena de conocimientos.
Pero yo no soy de las que se rinde. Jamás, rendirse jamás. Aunque hay días que dan ganas de tirar la toalla, y por fin poder descansar... Poder descansar de este esfuerzo físico y mental, pero sin haber conseguido el sueño de mi vida, ser Policía.
Así que sigo haciendo psicotecnicos, he empezado de nuevo con el running y en Junio volveré a la rutina de colgarme en la barra para poder llegar preparada a Septiembre donde de nuevo comienza el juego.
Os dejo que me voy a hacer un par de horas de fritura mental.
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